¿Qué es la inteligencia emocional?
El término «inteligencia emocional» se refiere a la habilidad de comprender, usar y gestionar nuestras propias emociones de forma que nos permita reducir la ansiedad y el estrés y que además nos ayuden a comunicar de forma efectiva la empatía con otras personas además de poder superar retos y minimizar cualquier clase de conflictos.
Adquirir un nivel alto de inteligencia emocional nos ayuda a establecer relaciones sanas y equilibradas tanto a nivel familiar, como laboral o en el centro donde estemos estudiando. También es una gran herramienta que nos ayuda a generar autocrítica positiva, un recurso muy útil que nos permite potenciar nuestras propias virtudes y descubrrir áreas de oportunidad que nos permitan crecer y mejorar a todos los niveles.
La inteligencia emocional consta de cinco ramas principales cuyo objetivo es brindar herramientas que nos permitan entender la raíz de las emociones, aprender a lidiar con de ellas y establecer objetivos fundamentales para una comunicación efectiva.
Los cinco elementos indispensables de la inteligencia emocional
La investigadora de psicología positiva y especialista en ciencias de la conducta Elaine Houston fue la primera que dio a conocer lo que ella consideraba los cinco elementos de los que se compone la inteligencia emocional.
Autoconciencia: Es el punto de partida de donde parte todo el entramado de inteligencia emocional tratándose de la habilidad de reconocer y comprender nuestras propias emociones y cómo estas influyen en terceros. Es el primer paso para generar una introspección de auto evaluación para identificar aspectos de conducta o emoción en nuestro perfil psicológico que sería positivo cambiar, ya sea para estar más en paz con nosotros mismos o para adaptarnos a determinada situación. La autoconciencia también cubre la necesidad de reconocer lo que nos motiva y nos provee de realización.
Autorregulación: Es el aspecto que se centra en el desarrollo de la capacidad para manejar sentimientos adversos y adaptarse a cambios. Las personas que dominan la autorregulación son buenas para la resolución de conflictos, la rapidez de reacción y la gestión de responsabilidad o liderazgo.
Motivación: Es uno de los puntos más importantes para conseguir nuestros objetivos. La inteligencia emocional nos da los mecanismos necesarios para automotivarnos, con un enfoque a la realización y satisfacción personal, moviendo a un segundo plano la necesidad de reconocimiento o recompensa externa.
Empatía: Es una capacidad clave para reconocer y entender cómo se sienten terceras personas y tener en cuenta estas emociones antes de interactuar. Gracias a ella podemos comprender las dinámicas que influencian las relaciones que gestionamos en nuestra vida cotidiana.
Habilidades sociales: Es el último de los cinco elementos de la inteligencia emocional y donde se establecen los mecanismos necesarios para entender las emociones de otros con ella se consiguen habilidades como la escucha activa y la comunicación asertiva verbal y no verbal.
¿Por qué es importante la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional nos da la capacidad de realizar cualquier tarea y ser más eficientes en nuestra vida cotidfiana consiguiendo así mejores niveles de rendimiento, gracias a que toma en consideración las medidas para conocer más sobre nuestra salud mental y física, así como la de otras personas. También nos permite ser más hábiles para funcionar mejor en grupo y comunicarnos claramente de forma clara, entre otras muchas ventajas.
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